jueves, 28 de septiembre de 2017
martes, 26 de septiembre de 2017
sábado, 23 de septiembre de 2017
lunes, 18 de septiembre de 2017
La empresa
La empresa es el agente económico que coordina los factores de producción con la finalidad de producir bienes y servicios.
Los factores de producción son el trabajo, la tierra (las materias primas) y el capital.
Es la actividad humana destinada a producir bienes y servicios con unos recursos limitados.
Son los recursos naturales obtenidos directamente del planeta Tierra.
Productos
Son bienes de carácter tangible y material.Servicios
Son actividades de carácter intangible como la enseñanza, los servicios sanitarios, el turismo, la hostelería, los transportes y el comercio.FACTORES DE PRODUCCIÓN
Son los recursos necesarios para elaborar bienes y servicios.Los factores de producción son el trabajo, la tierra (las materias primas) y el capital.
Trabajo
Es la actividad humana destinada a producir bienes y servicios con unos recursos limitados.
Materias primas
Son los recursos naturales obtenidos directamente del planeta Tierra.Capital
Son los bienes que se utilizan para elaborar otros bienes: máquinas, herramientas, ordenadores.SECTORES PRODUCTIVOS
Según la naturaleza de la actividad económica que desarrollan hay cuatro tipo de empresas:- Empresas del sector primario
- Empresas del sector secundario
- Empresas del sector terciario
- Empresas del sector cuaternario
Sector primario
Lo forman empresas que crean utilidad al obtener recursos de la naturaleza como empresas agrícolas, mineras, ganaderas y pesqueras.Sector secundario
Lo forman empresas que transforman físicamente unos bienes en otros más útiles para su uso. Es la industria.Sector terciario
Lo forman empresas que ofrecen servicios como el comercio, los transportes, la hostelería, el turismo, la enseñanza y los servicios sanitarios, entre otros.Sector cuaternario
Está formado por las empresas del sector de la construcción. En España se distingue del sector secundario o industrial por su importancia en la economía.jueves, 14 de septiembre de 2017
Empleabilidad

En este post te vamos a hablar de la empleabilidad y de cómo mejorarla para encontrar antes trabajo.
¿Qué es la empleabilidad? La empleabilidad es la capacidad que tiene una persona de encontrar trabajo y mantener el empleo el mayor tiempo posible. Así pues, podríamos decir que el nivel de empleabilidad está determinado por la probabilidad de encontrar trabajo y mantenerlo en el mercado laboral actual.
¿De qué depende la empleabilidad? La empleabilidad depende tanto de las personas como del entorno económico en el que se encuentran (Puesto que sobre la mejora de la situación económica en general, y del mercado laboral en particular, poco podemos hacer desde cada uno de nosotros, ojalá!, nos vamos a centrar en como mejorar la empleabilidad a nivel personal)
A nivel personal, la empleabilidad depende principalmente de tres factores:
- Los conocimientos y habilidades que tiene una persona: Formación, experiencia…
- Las condiciones personales y laborales del candidato: Movilidad, flexibilidad laboral, etc.
- La forma en que nos presentamos a las empresas o posibles empleadores.
- Formación: Adaptando nuestras capacidades al mercado laboral actual mediante la realización de cursos en nuevas oportunidades laborales o adaptación de nuestros conocimientos a las nuevas técnicas y tecnologías.
- Experiencia:
- Movilidad: Estar preparados y dispuestos a cambiar de lugar de trabajo, residencia, etc. Cuanto mayor sea nuestra disponibilidad a ocupar un puesto de trabajo fuera de nuestro lugar de residencia mayores posibilidades de encontrarlo.
- Flexibilidad: Muchas empresas hoy día necesitan de organizar los buenos de trabajo de manera flexible. Especialmente sectores como el comercio, turismo, restauración, internet…
- Pretensiones económicas.
Test de empleabilidad
Publica en el blog el resultado del test de empleabilidad.
Las personas tóxicas
Las personas tóxicas resultan nocivas para los que les rodean, en el ámbito laboral o en cualquier otro. Con frecuencia, los espacios laborales negativos resultan del contagio que disgregan los ‘tóxicos’. La adecuada gestión de estas personas preservará la salud de la organización.
Los tóxicos se delatan por su propio comportamiento: el patrón general de estas personas es hablar excesivamente de sí mismas olvidando a su interlocutor. Con una tendencia a la queja, difunden un discurso pesimista y negativo. Acostumbran a convertir en un drama las situaciones más cotidianas.
Los compañeros tóxicos se arrogan el papel de víctima, en una actitud de creerse el centro del mundo y llamar la atención de los demás. Creen que todo va en su contra sin practicar la auto-crítica de su propia conducta. Actúan como ‘vampiros emocionales’ robando la energía a las personas de su entorno. Envidian los posibles logros de los demás, sin capacidad de sentir y compartir las alegrías del compañero.
Con frecuencia, los ‘tóxicos’ observan un comportamiento autoritario que les lleva a corregir a los demás –incluso equivocadamente-, porque llegan a creerse en posesión de la verdad. Aunque su actitud vital les provoca sufrimiento, no lo admiten, generando únicamente una ola de energía negativa a su alrededor. El estrés será directamente proporcional a la intensidad del contacto con los ‘tóxicos’. Cuando no sea posible reconducir la situación, la mejor auto-defensa será marcar las distancias y nunca caer en su juego.

-Comunicación. Un directivo debe saber transmitir la estrategia de la compañía, por lo que debe ser claro y conciso. El flujo informativo no puede ser unilateral, también ha de admitir el retorno.
-Predicar con el ejemplo. Siendo objeto de observación, el directivo es considerado frecuentemente como un modelo a seguir, lo que exige mucha coherencia. ¿Puede un líder tóxico intentar atajar la toxicidad ajena?
-Auto-reflexión. Antes de juzgar a terceros, el líder debe conocer sus fortalezas y debilidades (Conócete a ti mismo).
-Autenticidad. No valen las imposturas ni la ocultación de la personalidad, que generan desconfianza. El directivo debe hallar su estilo de liderazgo y ser consecuente con éste.
-Reconocer e incentivar el talento. Supone valorar las aptitudes de los colaboradores. Incluso las personas tóxicas tienen buenas aptitudes, que deben ser reconocidas
-Tolerar errores. Errar es humano. No es líder quien no es capaz de aceptar el error y mostrar, pese a todo, capacidad de reacción.
-Empatizar. El líder no puede ser distante, sino ‘ponerse en la piel’ de los otros (en este caso las personas tóxicas) y conectar para interactuar.
–Establecer metas y expectativas (realistas). Los objetivos inalcanzables sólo provocan desmotivación en los colaboradores.
-Generar motivación. El líder espolea a su “tropa”, inspira y fomenta el entusiasmo. Lo cual es válido también para los tóxicos.
Los tóxicos se delatan por su propio comportamiento: el patrón general de estas personas es hablar excesivamente de sí mismas olvidando a su interlocutor. Con una tendencia a la queja, difunden un discurso pesimista y negativo. Acostumbran a convertir en un drama las situaciones más cotidianas.
Los compañeros tóxicos se arrogan el papel de víctima, en una actitud de creerse el centro del mundo y llamar la atención de los demás. Creen que todo va en su contra sin practicar la auto-crítica de su propia conducta. Actúan como ‘vampiros emocionales’ robando la energía a las personas de su entorno. Envidian los posibles logros de los demás, sin capacidad de sentir y compartir las alegrías del compañero.
Con frecuencia, los ‘tóxicos’ observan un comportamiento autoritario que les lleva a corregir a los demás –incluso equivocadamente-, porque llegan a creerse en posesión de la verdad. Aunque su actitud vital les provoca sufrimiento, no lo admiten, generando únicamente una ola de energía negativa a su alrededor. El estrés será directamente proporcional a la intensidad del contacto con los ‘tóxicos’. Cuando no sea posible reconducir la situación, la mejor auto-defensa será marcar las distancias y nunca caer en su juego.

Pero, todos somos tóxicos…
No siempre es tan sencillo como identificar y re-educar a los tóxicos. Todos acarreamos una carga de toxicidad que, en mayor o menor medida, genera lastres y es nociva para la organización. Nuestro cerebro procesa miles de pensamientos diarios, y el 85% de éstos son negativos. En cierta manera somos nuestro mayor enemigo, estando sometidos a nuestro yo interior. Los expertos en conducta humana y adiestramiento sostienen que la mente consciente y analítica corresponde a un 5%; el otro 95% es mente subconsciente e inconsciente. A medida que crecemos, y por influencia de nuestro entorno, creamos una imagen mental de lo que creemos ser, que condiciona la forma en que vemos el mundo. Esa programación, derivada de nuestras creencias, emociones, normas, ideas preconcebidas, inercias y miedos, funciona en modo automático y toma decisiones por nosotros. Digamos que somos esclavos de nuestro personaje. Para revertir esta situación es necesario un trabajo de autoconocimiento y transformación personal, para poder reprogramar a partir de nuestros valores esenciales. Si no, el resultado siempre será el mismo: insatisfacción e infelicidad (para nosotros y nuestro entorno).Nuestro cerebro procesa miles de pensamientos diarios, y el 85% de éstos son negativos. En cierta manera somos nuestro mayor enemigo
El líder rehabilitador de ‘tóxicos’
El líder genuino llega a conocer y –sobre todo- a actuar sobre los estados de ánimo y, por lo tanto, la motivación de cada uno de los miembros de su equipo. En última instancia es sólo una cuestión de psicología (fina) aplicada, y a la medida de las situaciones / individuos. Para obtener el éxito gestionando la toxicidad en la organización, la praxis del líder debe primar ciertos aspectos sensibles. Curiosamente, la mayoría de estos aspectos tienen más que ver con la cualificación del propio líder que con las condiciones de las personas que deben ser rehabilitadas. Éste sería el decálogo del líder con aptitudes rehabilitadoras.-Comunicación. Un directivo debe saber transmitir la estrategia de la compañía, por lo que debe ser claro y conciso. El flujo informativo no puede ser unilateral, también ha de admitir el retorno.
-Predicar con el ejemplo. Siendo objeto de observación, el directivo es considerado frecuentemente como un modelo a seguir, lo que exige mucha coherencia. ¿Puede un líder tóxico intentar atajar la toxicidad ajena?
-Auto-reflexión. Antes de juzgar a terceros, el líder debe conocer sus fortalezas y debilidades (Conócete a ti mismo).
-Autenticidad. No valen las imposturas ni la ocultación de la personalidad, que generan desconfianza. El directivo debe hallar su estilo de liderazgo y ser consecuente con éste.
-Reconocer e incentivar el talento. Supone valorar las aptitudes de los colaboradores. Incluso las personas tóxicas tienen buenas aptitudes, que deben ser reconocidas
-Tolerar errores. Errar es humano. No es líder quien no es capaz de aceptar el error y mostrar, pese a todo, capacidad de reacción.
-Empatizar. El líder no puede ser distante, sino ‘ponerse en la piel’ de los otros (en este caso las personas tóxicas) y conectar para interactuar.
–Establecer metas y expectativas (realistas). Los objetivos inalcanzables sólo provocan desmotivación en los colaboradores.
-Generar motivación. El líder espolea a su “tropa”, inspira y fomenta el entusiasmo. Lo cual es válido también para los tóxicos.
Presentación
El espíritu emprendedor dentro de la educación ha sido ampliamente abordado desde diversos enfoques: si bien se ha ligado a materias relacionadas con el ámbito de la Economía, cada vez más implica relación del alumnado con la psicología, la sociología y la gestión. Se trata de un fenómeno humano que comprende un amplio espectro de competencias, conocimientos y actitudes, cualidades y valores. Asumir riesgos, ser innovador, tener dotes de persuasión, negociación y pensamiento estratégico también se incluyen dentro de las competencias que deben ser movilizadas en la juventud para contribuir a formar ciudadanos dotados de capacidad para el emprendimiento.
La competencia “sentido de iniciativa emprendedora y espíritu emprendedor”, asociada a esta materia, incide no solo en la pura actividad económica sino en la contribución a la sociedad por parte de los individuos, la inclusión social y el aseguramiento del bienestar de la comunidad. Esta materia incluye aspectos teóricos y prácticos orientados a preparar a los jóvenes para una ciudadanía responsable y para la vida profesional; ayuda al conocimiento de quiénes son los emprendedores, qué hacen y qué necesitan, pero también a aprender a responsabilizarse de su propia carrera y su camino personal de formación y, en suma, de sus decisiones clave en la vida, todo ello sin olvidar los aspectos más concretos relacionados con la posibilidad de creación de un negocio propio o de ser innovadores o “intraemprendedores” en su trabajo dentro de una organización.
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