domingo, 19 de noviembre de 2017

Educación financiera

1. Importancia y beneficios de la educación financiera

Siempre ha sido importante saber gestionar las finanzas. Nuestros abuelos tenían que cuidar el dinero para llegar a fin de mes y ahorrar para sus cosas, igual que nosotros. Pero debido a una serie de tendencias sociales, económicas y demográficas, ahora tenemos mayor responsabilidad personal sobre nuestra seguridad financiera actual y futura, y nos enfrentamos a opciones y decisiones más complejas. La capacidad de tomar decisiones financieras conscientes e informadas tiene más importancia ahora que en el pasado y la tendrá aún más para las generaciones jóvenes. Nunca ha sido tan imprescindible contar con una buena educación financiera.

1.1. Cambios demográficos y sociales

El descenso de la natalidad, junto con el aumento de la esperanza de vida, se traducen en un acusado envejecimiento de la población, lo que plantea el debate de si se podrá mantener en el futuro el actual sistema público de pensiones.
Las cuotas actuales que pagan trabajadores y empresas a la Seguridad Social se destinan a pagar las pensiones actuales. Por tanto, la sostenibilidad del sistema depende directamente de la ratio trabajadores en activo/pensionista. Según datos de la Seguridad Social, en España hemos pasado de tener cuatro trabajadores por cada pensionista a finales de los años setenta a solo 2,1 en el 2017. Según las estimaciones del INE, la población mayor de 65 años pasará del 16% en 2008 al 32% en 2050.
Aunque nadie puede afirmar cómo serán las pensiones dentro de 20, 30 o 50 años, es de suponer que, para mantener nuestro nivel de vida durante la jubilación, debamos contar con el ahorro privado como complemento a la Seguridad Social.
[ Podrás simular cuándo y cómo será tu jubilación con la herramienta que ofrece la Seguridad Social. ]
Además, la mayor esperanza de vida significa que podremos vivir fácilmente 20–30 años como jubilados por lo que los ahorros privados tienen que durar mucho más que para generaciones anteriores.
Por lo tanto, la planificación financiera para la jubilación se ha convertido en una responsabilidad individual de suma importancia. Incluso si aún te faltan 30 años para jubilarte, conviene incluir esta contingencia dentro de tus objetivos financieros a largo plazo.

1.2. Mayor acceso al crédito

El bienestar financiero no depende solo de los ingresos. Todos hemos leído casos de estrellas de cine, deportistas profesionales y ganadores de lotería que han acabado arruinados, típicamente por gastar más de la cuenta y endeudarse en exceso.
El uso responsable de la financiación es fundamental para el desarrollo económico. Pero la tentación constante de comprar ahora y pagar después conduce a muchas personas al sobreendeudamiento, imposibilitando el ahorro y comprometiendo su seguridad. Y cuando se trata de préstamos privados o de entidades no autorizadas existe un peligro adicional.
La competencia financiera no se limita a conocimientos sobre tipos de interés y productos y servicios bancarios. Engloba también actitudes, valores y comportamientos que nos ayudan a tomar decisiones de gasto en línea con nuestras posibilidades y nuestros objetivos. Saber elaborar un presupuesto, distinguir entre deseos y necesidades, priorizar gastos y comparar opciones de financiación forman parte de la educación financiera.
Para saber más sobre el uso responsable del crédito, recomendamos los NOOCs Tarjetas: ¿amigas o enemigas” y Crédito: usar sin abusar.

1.3. Cultura del consumo

¡Cuántas tentaciones! Ninguna generación anterior tuvo a su disposición una oferta de productos y servicios de consumo tan enorme y variada. ¡Y qué cómodo es comprar! Amazon Prime, PayPal, Apple Pay, etc., nos lo ponen facilísimo. Vivimos en un mundo consumista, con presión social y mediática por todas partes. No es de extrañar que nos cuesta tanto ahorrar.
La educación financiera tiene mucho que ver con el consumo inteligente. Nos enseña a tomar conciencia de los factores que influyen en nuestras decisiones de compra y a desarrollar criterio propio. Debemos aprender a analizar los mensajes publicitarios, a reflexionar para evitar compras impulsivas, a comparar precios y a considerar las implicaciones sociales, éticas y medioambientales de nuestros hábitos de compra. Conocer nuestros derechos y obligaciones como consumidores también forma parte de la competencia financiera.

1.4. Creciente complejidad de los productos y mercados financieros

La elección de un producto financiero ya no está limitada a decidir entre tipos de interés o entre préstamos y cuentas de ahorro de una entidad de crédito u otra.
Existen cientos de opciones de tarjetas de crédito con diversas fórmulas de pago. Los que quieren ahorrar para la jubilación pueden elegir entre un PPI, PPA, PIA y otras alternativas. ¿Un fondo de inversión? Puede ser de renta fija, renta variable o cualquier combinación de ambos, garantizados o no, cotizados o no, en euros o en divisas, compuesto de inversiones españolas, de la zona euro, globales, de una zona geográfica o sector industrial específico. Disponer de tantas opciones puede ser apabullante. La publicación de la OCDE, The Importance of Financial Education, cita una reciente encuesta canadiense cuyos participantes confesaron que les produce más estrés elegir un plan de pensiones que ir al dentista.
La misma publicación destaca que los resultados de estudios sobre la competencia financiera son preocupantes por dos motivos:
1. Los ciudadanos, en general, carecen de la comprensión básica necesaria para navegar los mercados complejos actuales.
2. Creen que su nivel de conocimientos financieros es mayor de lo que es en realidad.
Ten en cuenta que algunos instrumentos que pueden utilizarse en operaciones de ahorro o financiación (permutas de tipos de interés, fondos de fondos, bonos estructurados, warrants, etc.) son tan complejos que requieren conocimientos más profundos. La falta de educación financiera de una persona no solo conlleva el peligro de que adquiera un producto inadecuado. Existen medidas regulatorias de protección para ayudar en la contratación de productos a quienes no comprendan su funcionamiento y riesgos, así como aquellos productos que no respondan a los mejores intereses del cliente. Si no tiene los conocimientos y experiencia suficientes para comprender las características y riesgos de un producto, las propias medidas de protección al consumidor le recomendarán la no contratación de dicho producto.
La oferta de intermediarios y servicios financieros puede ser igualmente abrumador. Bancos, cajas, cooperativas de crédito, compañías de seguros, empresas de tarjetas de crédito, financiadoras, asesores financieros, entre otros, compiten en sus ofertas como proveedores de productos y servicios, lo que exige mayor cultura financiera para la toma de decisiones.
Un informe de la OCDE indica que las personas con baja competencia financiera, aunque intentan tomar decisiones informadas, casi nunca comparan productos ni buscan asesoramiento profesional antes de contratar.
Cabe destacar la importancia de la educación financiera para reconocer y evitar intermediarios no autorizados. Los llamados “chiringuitos financieros”son empresas fraudulentas que se aprovechan de inversores con falta de cultura financiera.

1.5. Beneficios de la educación financiera

Los consumidores con mayores niveles de educación financiera, comparados con aquellos con niveles bajos, tienden a:
  • Disfrutar más de la vida por tener mejor relación ingresos/gastos.
  • Tener más ahorros.
  • Ahorrar más para la jubilación.
  • Gestionar mejor sus deudas.
  • Ser más prudentes a la hora de pedir financiación.
  • Tener objetivos financieros más realistas.
  • No sobrestimar sus capacidades y conocimientos (ejercen más cuidado en la valoración de riesgos).
  • Participar más en los mercados financieros.
  • Elegir productos financieros más adecuados a sus necesidades, evitando costes innecesarios.
  • Conocer mejor sus derechos y obligaciones como consumidores.
  • Comprender mejor los productos financieros y por lo tanto tener más capacidad de negociación con sus entidades financieras.
  • Planificar mejor sus finanzas personales, tener un presupuesto y saber priorizar los gastos.
  • Tener una cobertura adecuada de seguros (ni infraseguro ni sobreseguro).
Los beneficios van más allá de los aspectos económicos. La salud financiera de un individuo afecta a su salud física, su seguridad, su productividad, su autoestima y sus relaciones personales. El estrés debido a problemas financieros está relacionado con mayores niveles de infarto cardíaco, úlceras y otros problemas gastrointestinales, migrañas, depresión y trastornos musculares; y los problemas económicos figuran entre las principales causas de divorcio y separación de parejas.

2. La psicología en la toma de decisiones financieras

2.1. Actitudes sobre el dinero y la riqueza que nos pueden perjudicar

La actitud y las creencias que tenemos con respecto al dinero condicionan nuestros hábitos, aunque no siempre nos damos cuenta de ello. Para muchas personas, el dinero es un tema sensible, cargado de sentimientos negativos que influyen en sus conductas y limitan sus posibilidades.
Saber gestionar el dinero incluye el ahorro y la creación de riqueza. La palabra “riqueza” no tiene que ver con un estilo de vida extravagante. Es simplemente la diferencia entre nuestros activos (bienes tangibles que producen ingresos o que tienen un valor monetario que puede aumentar con el tiempo) y nuestros pasivos (deudas). Está más relacionada con la seguridad financiera que con un estilo de vida o posesiones materiales.
Bienestar financiero significa:
    • Independencia.
    • Tener más oportunidades de hacer cosas.
    • Libertad.
    • Seguridad.
    • Tiempo libre para disfrutar.
    • Poder ayudar a los demás.

2.2 Sesgos psicológicos que influyen en nuestras decisiones financieras

Todo lo relacionado con el dinero tiene aspectos psicológicos. Las decisiones financieras no se basan únicamente en la lógica y en los conocimientos, sino que están influenciados por las emociones, los valores personales y la presión social.
Aunque los principios de la seguridad financiera son simples (gasta menos de lo que ingresas, ahorra para el corto y medio plazo, invierte para el futuro, desconfía de ofertas demasiado buenas para ser verdades…), todos tomamos decisiones que van en contra de nuestros intereses.
La economía conductual estudia nuestro comportamiento con respecto al dinero, teniendo en cuenta la psicología. Reconoce que somos seres emocionales, frecuentemente irracionales, y que nuestras decisiones financieras no están guiadas solamente por la lógica, el razonamiento y el análisis, sino por emociones, heurística y prejuicios. Tiene especial relevancia para las decisiones de inversión.
El Premio Nobel de Economía en 2017 fue otorgado a Richard Thaler por su trabajo en el campo de la economía conductual:

3.1. La planificación financiera

La planificación financiera es un proceso para determinar cómo ingresar, ahorrar, gastar e invertir tu dinero para conseguir bienestar financiero. Te sirve como guía para tus decisiones financieras. La planificación financiera no es algo reservado para grandes fortunas. Puede ser incluso más necesario cuando el dinero escasea.
Podemos dividir el proceso en cinco pasos:
1. Saber dónde estás: Es importante conocer y analizar tu situación financiera actual. Ya hemos dicho que “riqueza” se puede definir como la diferencia entre tus activos (reales y activos financieros) y tus pasivos (deudas). Esta riqueza neta también se llama “valor neto”.
Los activos reales son bienes tangibles como una casa, una finca, un negocio, oro, etc. Son bienes que producen ingresos o que podrían aumentar en valormonetario con el tiempo. Los activos financieros son las cuentas o depósitos bancarios, planes de pensiones, bonos, acciones, fondos de inversión, etc.
Normalmente, las otras posesiones como ropa, muebles y coches no cuentan como activos porque no aumentan en valor. Los coches pierden valor en cuanto salen del concesionario.
Tus pasivos son todas tus deudas y otras obligaciones de pago.
2. Saber a dónde quieres ir: Es decir, definir tus objetivos financieros a corto, medio y largo plazo. ¿Quieres comprar una casa? ¿Viajar? ¿Acumular un colchón de seguridad? ¿Recibir una renta durante la jubilación? Prioriza tus objetivos para dedicar más esfuerzo a lo que realmente te importa. Cada objetivo ha de ser concreto, alcanzable, delimitado en el tiempo (saber para cuándo necesitas alcanzarlo) y de un importe definido.
Es primordial establecer tus objetivos para poder tomar decisiones financieras. Si no sabes a dóndes quieres ir, difícilmente podrás elegir el mejor camino.
3. Trazar tu hoja de ruta: Una vez que sepas lo que tienes y hayas estimado el importe necesario para tus objetivos y su plazo, podrás calcular el ahorro mensual o anual necesario y decidir las acciones que tomar para conseguirlo. Sin ahorro es imposible lograr tus objetivos y para ahorrar, tienes que gastar menos de lo que ingresas. Es muy simple, pero no fácil. Requiere disciplina y constancia. Y será de ayuda:
  • Elaborar un presupuesto y seguirlo. El presupuesto es un plan de gastos. Se trata de una herramienta esencial para sacar el máximo partido a tu dinero. Te permite controlar a dónde va tu dinero en vez de tener que preguntarte a dónde se ha ido.
    • Gestionar tus deudas. Tener que pagar deudas es como conducir con el pie en el freno. Te deja con menos dinero disponible cada mes para ahorrar y para disfrutar de la vida. Antes de contratar un préstamo o comprar a crédito, considera bien el efecto que tendrá en tu presupuesto el pago de las cuotas.
    • Invertir para el largo plazo. Ahorrar es reservar dinero y no gastarlo. Invertir es utilizar parte de los ahorros para adquirir activos con la esperanza de obtener de los mismos un beneficio en el futuro. La inversión permite hacer crecer el dinero, pero siempre supone un riesgo porque el beneficio futuro no es seguro.
4. Proteger tu patrimonio: Forma parte de la planificación financiera proteger tu dinero, tu persona y tus seres queridos con una cobertura adecuado de seguros.
Infografía animada: Consejos para elegir tu seguro (Fundación Mapfre)
5. Revisar tus objetivos y tu plan periódicamente.

3.2. El interés

El interés es el precio que se paga por conseguir dinero durante un cierto periodo de tiempo. En las modalidades más simples, interés es lo que pagas a una entidad de crédito a cambio de que te preste dinero, y también lo que te paga la entidad por tus depósitos).
El tipo de interés sería entonces el interés que corresponde a un capital (lo que se llama principal). Se expresa en tanto por ciento sobre el importe del capital y se refiere a un periodo de tiempo determinado. Lo más normal es que se hable de un porcentaje sobre un capital que se presta durante un año.
Ejemplo:
    • Si se dice que el tipo de interés de un préstamo es el 5% anual, significa que el interés que recibirá la entidad de crédito es de 5 euros por cada 100 euros que haya prestado durante un año.
    • Si se dice que el tipo de interés de un depósito de 100 euros es el 8% anual pagadero solo durante un trimestre, significa que al final del trimestre le darán 2 euros, que es lo mismo que un tipo de interés del 2% trimestral.
Tenga en cuenta que, por razones de economía lingüística, muchas veces se utiliza el término “interés” como sinónimo de tipo de interés. Ejemplo: el interés a cobrar por este préstamo es el 5% anual; en realidad, el 5% es el tipo anual de interés, y el interés será el resultado de aplicar dicho porcentaje al principal del préstamo durante el periodo de tiempo que corresponda. En el ejemplo anterior, 5 euros.
Explicación y ejemplo práctico del poder del interés compuesto y el factor tiempo (de Finanzas para Todos) ]

3.3. La inflación

La inflación es el aumento generalizado y sostenido de los precios de bienes y servicios en un periodo de tiempo. Dicho de otra forma, representa la disminución del poder adquisitivo del dinero en el tiempo.
Si no sacamos una rentabilidad a nuestros ahorros, por lo menos igual a la tasa de inflación, nuestro dinero perderá valor con los años.

3.4. Riesgo y rentabilidad

Para tomar decisiones financieras hay que comprender que riesgo y rentabilidad van de la mano. Para este apartado te remitimos a la explicación de Finanzas para Todos: el concepto de riesgo-rentabilidad en la toma de decisiones de inversión.

3.5. Cómo gestionar los riesgos

Hay muchos riesgos que nos podrían suponer pérdidas económicas en caso de materializarse. Algunos resultarían en el daño, destrucción o robo de bienes. Otros podrían afectar a nuestra capacidad de trabajar y generar ingresos. ¿Cuál es la forma más adecuada para gestionar estos riesgos? Dependerá de cada persona y su situación, pero normalmente lo mejor es una combinación de accionesdirigidas a la protección de las personas, de nuestro dinero y de nuestros bienes. Estas medidas de protección son:
  • Prevención
  • Ahorro
  • Inversión diversificada
  • Seguros

Para saber más

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