Me llama la atención la idea de que los equipos directivos deben contagiar entusiasmo al conjunto de docentes de un centro.
Yo no pido eso a mi director ni al equipo directivo. Les pido que funcionen los ordenadores, que intervengan cuando algún estudiante no cumple con las normas del instituto y que sean responsables con sus funciones en el centro, que no miren para otro lado.
No se puede generalizar pero, en mi caso, las grandes iniciativas de éxito en mi instituto han sido obra de los profesores, no del equipo directivo que tiene muchísimo trabajo.
Creo que los edificios se construyen de abajo a arriba y no al revés.
Necesitamos comunidades educativas con múltiples conexiones donde cada docente sea como esa neurona que se conecta con otras para ser un cerebro.
Necesitamos docentes innovadores y, por supuesto, estudiantes responsables.
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